sábado, 20 de marzo de 2010

Crucita y yo

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Crucita es una niña superguai (tocada por el dedo de los Dioses, podría decirse) que cuenta sus andanzas desde la cuna hasta que cumple veinte años; infancia y juventud, es decir, la mejor edad, pues después ya nos ponemos todos muy pesados y no hacemos otra cosa que protestar y repetirnos. Su narración ocupa 400 páginas y es cualquier cosa menos normal, porque Crucita, a quien también se conoció como rubia, niña pequeña, bella durmiente, especie de maciza y otros varios adjetivos de parecido tenor, estaba tocada por el dedo de los Dioses, y de esos hay muy pocos, y por el cariz que están tomando los acontecimientos (pornografía, política, cotilleo, fútbol y otras lindezas con que nos obsequia el systema), cada vez va a haber menos.

Bueno, pero no es mi intención poner aquí debajo alguna parte de este libro (una novela novela, ¿eh?; a ver si alguien se va a pensar lo que no es...), sino que, mucho mejor, coloco los enlaces de varios trozos que he ido poniendo en los blogs, y así, el que quiera, puede conocerla. Imagino que pocos lamentarán poner la vista encima a tan significado personaje, y no sólo por lo guapísima que es, que eso ya se nota, sino por las cosas que dice, que pocos serán capaces de imaginar antes de leerlas.

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Crucita la parlanchina comienza su andadura

Monólogo de la niña cuando le tuvo que poner nombre a su perro

Receta de fabada que el Rockero (que es asturiano) explica a Crucita

Cuando Crucita cumplió quince años

Luna de miel de Crucita