No
cabe duda de que España es un país de contrastes, y no sólo en lo paisajístico,
sino también en el elemento humano que lo puebla. He aquí tres ejemplos de lo
que digo, españoles en su salsa: 1) Señoritos andaluces en la sevillana Feria
de Abril; 2) Penitentes en una procesión de Semana Santa, y 3), comiendo
fabada, que a juzgar por las expresiones de los comensales, debía de estar muy
buena (claro, que con el correr del vino...).
A
este respecto puede verse el siguiente enlace, en donde se amplía esta
información: