Se cree, por lo general, que las fotos deben hacerse a pleno
sol, y la verdad, eso no es cierto en absoluto. Los días nublados son perfectos
para captar el interior de los bosques o conseguir buenos retratos sin sombras
durísimas en la cara, que hacen tan feo..., ¿y qué decir de los días que
llueve? Poca gente se anima a disparar la cámara (vamos, el móvil) si cae agua
del cielo, y eso tampoco parece lo más lógico. ¿Podría ser falta de
imaginación...?
Bueno, el caso es que los días de lluvia, en especial los de
nubes tormentosas, son magníficos para conseguir curiosos cuadros, y para
ilustrarlo, ahí van unas cuantas. ¡Anda, que no se le pueden sacar partido a
esas condiciones meteorológicas con que nos regalan los Hados!
El enlace para ver unas cuantas fotos sobre el particular es
el siguiente: